viernes, 1 de febrero de 2008

Cuando la chapa se convierte en automovil






Pretendo con esta entrada completar la serie del PROCESO DE FABRICACIÓN DE UN AUTOMÓVIL que comencé hace ya algún tiempo.

Hoy toca hablar sobre la zona de montaje. Sin lugar a dudas es la zona más compleja desde varios puntos de vista:
Socialmente, debido principalmente a que la mayor parte de los trabajos que se realizan en este área son trabajos manuales. Por lo tanto, el mayor porcentaje de mano de obra se concentra en este departamento. Este hecho lleva implícito un mayor riesgo de calidad. En procesos más automatizados, con un alto grado de tecnificación, podemos afirmar que la calidad es estable, salvo anomalías o crisis puntuales. Pero el área de montaje, con su dependencia de las personas, es un área más sensible a los estados de ánimo colectivo.
Pero en lo que trataré de centrarme es en la complejidad desde el punto de vista logístico y organizativo. Es el espacio donde confluyen los productos terminados de otras muchas fábricas. Hay un sinfín proveedores, incluso varios para el mismo elemento y son muy numerosos los componentes que se añaden en montaje: lunas traseras y delanteras, asientos, ruedas, componentes electrónicos, grupo motopropulsor, guarniciones interiores, tableros de mando y muchos, muchos más.
Básicamente se trata de una enorme cadena de manutención que soporta de algún modo al vehículo y lo va desplazando a lo largo de todo el área. Por tanto, se hace fundamental una buena organización de los bordes de cadena, porque estas implantaciones son las que van a constituir los propios puestos de trabajo. Todos los componentes (y en todas sus diversidades de colores y acabados) se encuentran a ambos lados de la cadena principal y según pasa el futuro vehículo, los operadores van incorporándole los diferentes elementos.
El primer gran paso, generalmente, es retirar las puertas y desviarlas hacia otra cadena secundaria. Estas puertas se incorporarán, de nuevo, en un estado más avanzado del proceso. Otra etapa importante, es la colocación del grupo motopropulsor, es decir el motor con todos sus componentes y también todos los elementos que constituyen el chasis del vehículo: ejes delantero y trasero, amortiguaciones, sistemas de frenado, etc. Es una operación delicada y que requiere gran precisión y un aseguramiento de la calidad. Los pares de apriete de los anclajes de este grupo motopropulsor a la carrocería garantizarán la seguridad del vehículo.
Posteriormente se irán añadiendo uno a uno todos los elementos, cableados, tuberías, guarniciones interiores, aislantes térmicos y acústicos, embellecedores de plástico, y miles y miles de componentes que generalemente se montan clipsándolos sobre agujeros de la carrocería. Prácticamente todo es manual, salvo aquellos elementos que por seguridad o ergonomía necesitan de algún elemento de manutención o algún robot. ¿Os imaginais a alguien colocando los tableros de mando o las lunas a mano?. Hoy en día es prácticamente inimaginable pero hasta hace pocos años esto existía.
Merece la pena destacar 2 elementos, con un tratamiento similar, los tableros de mando y los asientos. Ambos son componentes muy voluminosos, por tanto no pueden estar situados en los bordes de cadena; el espacio se vende muy caro. Entonces, ¿cómo se resulve el problema?. Con una finísima organización logística, generalmente las 3 fábricas se encuentran conectadas (el fabricante del automóvil y sus 2 proveedores de la cadena de suministro), y conocen perfectamente la secuencia de fabricación. Los proveedores fabrican sus componentes con un tiempo de antelación, adelantándose a la secuencia de fabricación de vehículos y cargando sus productos en los camiones de modo que la descarga se produzca con el orden exacto, para coincidir con el tipo de vehículo que se está fabricando en ese momento. Hay que unir el vehículo con el asiento y el tablero preciso, rojo con rojo y alto de gama con alto de gama; no hay lugar para el error. Sincronización total.
Una vez que todos los elementos se han añadido al vehículo, éste toca tierra por primera vez. Tan solo restan un apr de cosas por hacer antes de que podamos disfrutar de su olor a nuevo. Por un lado los controles de calidad de vehículo acabado, controles muy estrictos y tanto estáticos como dinámicos, en la pista de pruebas. Controles que se realizan a 100% en todos los vehículos, y estadísticamente; se hacen unos controles más rigurosos y profundos.
Por último, tan sólo queda la distribución de los productos acabados a los concesionarios para poder realizar la entrega al cliente.
Como viene siendo habitual, voy a dejar un video de Youtube, para que sirva de ilustración, no es un caso muy bueno pero lo cuelgo para completar la serie del Ferrari. En entradas posteriores mostraré otros videos más ilustrativos y profundizaré en algún apartado concreto.



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