No calidad igual a cliente insatisfecho

Acabao de venir de realizar un acto tan sencillo y cotidiano como resulta el ir a hacer la compra al supermercado del barrio. Pero de hasta esta sencilla costumbre nos puede surgir una anécdota digna de reflexión.

He comprado un tubo de pasta de dientes de la que tengo por costumbre utilizar. Pero ¿cuál ha sido mi sorpresa cuando he abierto la caja?. El tubo se encontraba en mal estado. Después de realizar el proceso de extrusión del plástico, no han completado la operación de termosellarlo. Por tanto, estaba abierto por la parte posterior, con todo el producto al aire. He hecho una fotografía para que se pueda entender mejor la explicación que intento dar.

La cuestión a plantearse es ¿y ahora qué?. No han cumplido mis espectativas como cliente. Han defraudado mi confianza y por tanto me estoy planteando mi fidelidad como usuario/comprador. Yo confiaba en esta marca porque me daba la calidad que yo buscaba, me refiero al sabor, textura, precio, facilidad de encontrar en cualquier supermercado y alguna cosa más que ahora no me viene a la memoria. Pero ahora me estoy planteando el cambiar a otro dentífrico.

Imaginad, por un momento, que esto pasa en un producto o servicio de un precio mucho mayor al de poco más de 1€ que cuesta el tubo de pasta de dientes. Suponed que nos pasa esto con un coche o con un frigorífico. En definitiva, habría supuesto una pequeña catástrofe para la imagen de marca. Porque ya se sabe que un cliente insatisfecho hace más publicidad negativa que 20 satisfechos. Me reafirmo en lo que tantas veces he comentado: Lo único que una empresa puede ofrecer a sus clientes es la calidad.