Cuando vemos un bebé dando sus primeros pasos, nos emocionamos. Es un momento muy tierno que todo los que estamos alrededor del bebé esperamos con ilusión. Esa inseguridad, ese movimiento de los bracitos tratando de buscar el equilibrio, ese levantar las piernas sin ningún orden,...parece increible que pueda ir avanzando. Y sin embargo avanzan. No sólo eso, todos estaremos deseando que ande más y mejor. Y animamos y ayudamos a nuestros bebés a que caminen. Y nuestra ayuda se verá recompensada, y cada día mantendrá el equilibrio un poquito mejor, caminará más seguro, mejorará su coordinación. Hasta que llegue un día que, con muchos intentos y mucho entrenamiento, ande con total normalidad. Prácticamente como cualquier adulto.
Llegará a interiorizar el proceso de andar y lo ejecutará como algo natural, que practicamente no supone ningún tipo de esfuerzo y ya nadie se acordará del pasado, de los días de esfuerzo, del entrenamiento, del sacrificio, de los tropezones y caidas. Solamente quedará el hecho (y puede que alguna cicatriz) de que nuestro bebé ya camina sólo.
Hasta aquí he hecho esta introducción para que tomemos conciencia de cómo sucede la evolución de cualquier proceso natural. Y una sucesión similar debería suceder en el ámbito organizacional. Lo importante es empezar a andar, caer y levantarnos. Hacer pruebas y fracasar, pero no detenernos. Seguir buscando hasta que se consiga el logro deseado, hasta que la organización pueda caminar de modo automático.
Con frecuencia, nos encerramos en salas a debatir en interminables reuniones y sesiones de brainstorming, que a los pocos días se vuelven a repetir. Todos salimos de la sala con la sensación de que sabemos que hay elementos del proceso o de la organización, que están mal y que debemos cambiarlos, o mejorarlos. Pero nos limitamos a debatir y a plantear diferentes posibilidades. Sin agarrar el toro por los cuernos.
Ante esto, kaizen propone andar. Propone la acción, mejor algo medio bueno hoy y ahora, que perfecto mañana. Empecemos y ya iremos aprendiendo y mejorando con el tiempo. Tenemos que vencer nuestra procrastinación y nuestros miedos a fracasar. Debemos ponernos manos a la obra y buscar la ayuda y el ánimo de nuestros colaboradores, como en cualquier proceso natural. Pero por desgracia, ante muchos proyectos de mejora, no reaccionamos como lo haríamos ante un bebé que comenzase andar y ponemos obstáculos.
Si nuestro bebé, a penas se mantiene en pie, ¿cómo va a salvar los obstáculos?. Se trata de un proceso educativo de nuestras organizaciones, educarlas para favorecer el cambio, la mejora, colaborar con los nuevos proyectos y las nuevas iniciativas rompedoras. Perder el miedo.
Llegará a interiorizar el proceso de andar y lo ejecutará como algo natural, que practicamente no supone ningún tipo de esfuerzo y ya nadie se acordará del pasado, de los días de esfuerzo, del entrenamiento, del sacrificio, de los tropezones y caidas. Solamente quedará el hecho (y puede que alguna cicatriz) de que nuestro bebé ya camina sólo.
Hasta aquí he hecho esta introducción para que tomemos conciencia de cómo sucede la evolución de cualquier proceso natural. Y una sucesión similar debería suceder en el ámbito organizacional. Lo importante es empezar a andar, caer y levantarnos. Hacer pruebas y fracasar, pero no detenernos. Seguir buscando hasta que se consiga el logro deseado, hasta que la organización pueda caminar de modo automático.
Con frecuencia, nos encerramos en salas a debatir en interminables reuniones y sesiones de brainstorming, que a los pocos días se vuelven a repetir. Todos salimos de la sala con la sensación de que sabemos que hay elementos del proceso o de la organización, que están mal y que debemos cambiarlos, o mejorarlos. Pero nos limitamos a debatir y a plantear diferentes posibilidades. Sin agarrar el toro por los cuernos.
Ante esto, kaizen propone andar. Propone la acción, mejor algo medio bueno hoy y ahora, que perfecto mañana. Empecemos y ya iremos aprendiendo y mejorando con el tiempo. Tenemos que vencer nuestra procrastinación y nuestros miedos a fracasar. Debemos ponernos manos a la obra y buscar la ayuda y el ánimo de nuestros colaboradores, como en cualquier proceso natural. Pero por desgracia, ante muchos proyectos de mejora, no reaccionamos como lo haríamos ante un bebé que comenzase andar y ponemos obstáculos.
Si nuestro bebé, a penas se mantiene en pie, ¿cómo va a salvar los obstáculos?. Se trata de un proceso educativo de nuestras organizaciones, educarlas para favorecer el cambio, la mejora, colaborar con los nuevos proyectos y las nuevas iniciativas rompedoras. Perder el miedo.
6 Comments:
¡Eso es! A veces nos olvidamos del "hacer" y el "ahora".
Un saludo
Eric
Gracias Eric.
El fín de tu entrada, me ha hecho recordar una frase que escuché hace poco y decía;
"El miedo es la peor carcel"
Lo de hacer pruebas y fracasar me ha gustado leerlo, además, somos de los que tropezamos dos veces con la misma piedra, con lo cual
¿Que más dá dos que tres?
Es un ejemplo muy práctico la comparación que has dado, para con tu idea de los logros.
Bastante de acuerdo... lástima que no sea fácil
Hola Ekaizen,
Un tema muy importante el que comentas.
Evidentemente para mejorar los procesos de nuestras organizaciones a parte de reunirnos innumerables veces. Hay que ponerse manos a la obra a ejecutar cambios a pesar de que nos podamos equivocar. El miedo a fracasar es la lacra de muchas organizaciones.
Los que no intentan cambiar las cosas nunca se equivocan. Sin embargo es preferible intentar avanzar que quedarnos con los brazos cruzados.
Lógicamente no es fácil aunque tampoco imposible. Hay que dejar los miedos a un lado y ponernos a trabajar por cambiar las cosas.
@Juan: es lo que trato de defender, es mucho más fácil no hacer nada. Así jamás te equivocarás y es más, te puedes permitir el lujo de criticar a los que tratan de trabajar a tu alrededor. Pero creo que es una actitud que no lleva a ninguna parte.
Gracias por tus comentarios, un saludo
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