miércoles, 22 de octubre de 2008

Trabajando en otro país



Plane landing against the Manhattan Skyline cortesia de John Wardell

Buenas tardes señores y abandonados lectores, hace mucho tiempo que no se me veía por estos lares; los quehaceres diarios, que me atrapan, son los culpables. Solamente un breve paso por esta mi casa para presentarles a un invitado, un amigo y espero que ferviente colaborador. No deja su experiencias de lo que para él está resultando trabajar lejos de nuestra tierra.Me gustaría comentaros las sensaciones que tiene uno al salir a trabajar al extranjero y las dificultades que se experimentan así como ciertas anécdotas que siempre tienen que pasar.

Es muy curioso cómo te pasas años estudiando un idioma en España (pongamos por ejemplo; el francés) y te presentas a exámenes sacando notas más que aceptables. Te crees que sólo te hace falta un poquito de práctica, coger algo de oído y ¡ya está!, en dos semanas serías capaz de hablar con cualquiera en un bar de lo bueno que era Zidane. Pues, ¡no!, ni siquiera te entienden la palabra “Zidane”. ¡Es desesperante!.

He tenido que pasar 5 meses para poder comunicarme con cierta fluidez pero, eso sí, con un “acentazo” que todas las personas de 10 metros a la redonda se vuelven para ver cómo es el tipo que destroza de esa manera el francés. En fin, lo bueno de esto es que pierdes completamente la vergüenza y te haces famoso, toda el mundo te conoce y te sientes un poquito Zidane.

Con respecto al trabajo aunque la barrera del idioma es más fácil de superar, ya que el vocabulario es técnico con palabras que siempre has utilizado y con un francés hablado de forma mucho más académica, más como cuando lo estudiábamos, hay que superar otras barreras, es decir, las costumbres. Como entres en un sitio y no saludes dando la mano y mirando a los ojos a todos los presentes en la sala; ¡A TODOS!, si se te olvida alguien, te lo va a recordar seguro al cabo del día. Al principio no importa porque tú no tienes esa costumbre pero después de unos meses te hacen sentir vergüenza cuando haces algo así.

La forma de trabajar es bastante más metódica; reuniones estructuradas, con participación de todo el mundo, y siempre un acta que normalmente se escribe a la vez que se desarrolla la reunión a la vista de todos desde un ordenador y un proyector de forma que allí hasta “el tato” te dice que has utilizado mal una expresión verbal o que has puesto un acento grave en lugar de un agudo, etc, etc… Pero, la verdad, es que al final hay constancia de lo que se ha dicho, los análisis que se han llevado a cabo y los planes de acción que se han aprobado con responsable y fecha. Luego se manda el acta por e-mail a todos los integrantes de la reunión (que además suelen ser todos los que están, es decir, todos los que deben estar para sacar el asunto adelante) y a sus superiores jerárquicos. ¡De ahí no se escapa ni DIOS!

Con esa forma de trabajar, puede parecer que las reuniones se eternizan y que se pasa mucho tiempo reunido hablando en vez de haciendo. Es verdad que las reuniones son largas y pesadas pero no son frecuentes ya que suelen ser muy eficaces y no suele hacer falta una segunda o tercera reunión para el mismo asunto. Aunque hay un secreto para que un francés admita alguna de tus ideas; hay que alargar la reunión hasta la hora de salida ya que si se acerca la hora y no hay consenso hay muchos que acaban sucumbiendo a tu empuje y acaban por firmar un acta con tus propuestas.

Pero como en todo hay cosas que hacen de las que tenemos que aprender y otras de las que tenemos que aprender a no hacer, como su poca flexibilidad; la hora del descanso es la hora del descanso y la hora de salida es la hora de salida aunque se caiga la empresa. Si bien es cierto que como en todo siempre hay excepciones.

Un último comentario: aunque estoy lejos de España aquí también hay crisis, también creen que cuando cambiamos al euro nos subieron los precios con el redondeo, también hay dificultades inmobiliarias y también hay paro. Yo he sacado la idea de que este mundo está todavía más globalizado de lo que yo pensaba porque en la forma de pensar generalmente somos idénticos.

4 Comments:

Anónimo said...

Trabajo habitualmente con franceses pero no convivo con ellos por lo que me ha resultado muy interesante tu artículo.

Me ha llamado sin embargo la atención cuando te has referido a su rigor con la hora de salida como una falta de flexibilidad.

No sé exactamente a qué tipo de situaciones concretas te refieres pero esa falta de flexibilidad, tal vez algo menos pronunciada, la puedes ver también en Holanda, Alemania o Suecia y a mí me parece más una virtud que un defecto.

Creo que esa inflexibilidad redunda en beneficio del equilibrio entre vida profesional y personal y muy mal no debe resultar porque las productividades de estos países nos harían enrojecer de verguenza.

JM

Ekaizen said...

Buenas Jose Miguel, yo no convivo con franceses aunque al trabajar en una multinacional francesa, es más o menos frecuente que trabaje con ellos.

Lo que comenta mi colaborador ya lo había oído en más ocasiones, a las 5 se van; estén haciendo lo que sea, da igual. Es cierto lo que comentas, esta medida ayuda a compatibilizar pero para que se pudiera dar en España debemos de cambiar nuestra mentalidad y trabajar de un modo más productivo y así podernos ir a casa prontito.

Un saludo

Senior Manager said...

Bueno Ekaizen, por fin encuentro a alguien más que se ha encontrado de frente con un shock cultural. Te entiendo perfectamente, ya que al haber trabajado en EEUU, México y Venezuela, he tenido que vivir mucjhas aventuras como las que comentas y adaptaciones aún más duras, no sólo en idioma sino en cultura... Es lo que tiene de trabajar en lugares diferentes de donde nos hemos criado.
Suerte con eso...
SM

Ekaizen said...

Senior, puedes imaginar ¿cómo sería el choque cultural de trabajar con personas culturalmente opuestas?. Como podrían ser los chinos o los hindúes.
Tiene que ser una experiencia bastante dura.

Un saludo

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