Reading by mike terpstra
Los seres humanos somos sociales por naturaleza y como animales sociales que somos, disfrutamos relacionándonos con nuestros congéneres. Y una de las formas más exitosas de relacionarnos es jugar.
Los juegos están tan extendidos e integrados en nuestra cultura y en nuestra forma de vida, que dedicamos gran parte de nuestro tiempo libre a jugar. Incluso hay afortunados que han hecho del juego su forma de vida, véase por ejemplo los deportistas. Porque para mí está claro, todo tipo de deporte es un juego, en mayor o menor medida.
Generalmente, tanto los niños como los adultos disfrutamos jugando. Para los adultos, en cierta medida, suponen una válvula de escape de nuestras obligaciones diarias, nos permiten disfrutar de otras habilidades como pueden ser la puntería, la suerte, la velocidad, etc. Dejando a un lado las preocupaciones tanto personales como profesionales. Para un adulto un momento de juego es positivo, porque puede suponer una especie de "vacaciones instantáneas", una especie de relajo inmediato.
Pero ¿qué supone el juego para un niño?. Para un niño, el juego es lo contrario que para un adulto, es algo serio. La profesión de un niño es jugar; es el medio que tiene para aprender la seriedad de la vida. Este hecho nos lo recuerda la frase de Robert L Stevenson: El arte es un juego, pero hay que jugar con la seriedad de un niño.
Como acabamos de decir, el juego para un niño supone fundamentalmente un medio de aprendizaje, entonces: ¿por qué no incorporamos esta manera de aprender al mundo de los adultos?. Pueden ser muchas las ventajas de introducir los juegos dentro de los periodos de formación. Está claro que dentro de un entorno académico el tema es un poco más peliagudo, y aprender cálculo infinitesimal por medio de juegos me resulta imposible de imaginar. Pero otro cantar son las formaciones en un entorno empresarial o laboral. Donde generalmente, gran parte de los conceptos son mucho más simples y de una aplicación casi inmediata.
En una fábrica, sería sencillo construir una "fábrica de jueguete", una fábrica con la que experimentar y luego extrapolar las consecuencias. Un juguete con el que poner en práctica las nuevas ideas, sin temor al fracaso, sin temor al rechazo o a que alguien resulte dañado física o emocionalmente. Sería un campo de investigación en el que poder sentar claramente las bases y los principios sobre los que se daría la formación, y posteriormente cimentar el éxito empresarial.
El hecho de estar rodeado de un entorno de juego, es muy posible que contribuyera a fomentar la desinhibición y la creatividad; con lo que surgirían soluciones rompedoras que permitieran dar el giro definitivo al enfoque empresarial, en estos tiempos de dificultades económicas. Sin duda, las ventajas de jugar como adultos, con la mentalidad de un niño, sería algo muy positivo para cualquier organización.
Los juegos están tan extendidos e integrados en nuestra cultura y en nuestra forma de vida, que dedicamos gran parte de nuestro tiempo libre a jugar. Incluso hay afortunados que han hecho del juego su forma de vida, véase por ejemplo los deportistas. Porque para mí está claro, todo tipo de deporte es un juego, en mayor o menor medida.
Generalmente, tanto los niños como los adultos disfrutamos jugando. Para los adultos, en cierta medida, suponen una válvula de escape de nuestras obligaciones diarias, nos permiten disfrutar de otras habilidades como pueden ser la puntería, la suerte, la velocidad, etc. Dejando a un lado las preocupaciones tanto personales como profesionales. Para un adulto un momento de juego es positivo, porque puede suponer una especie de "vacaciones instantáneas", una especie de relajo inmediato.
Pero ¿qué supone el juego para un niño?. Para un niño, el juego es lo contrario que para un adulto, es algo serio. La profesión de un niño es jugar; es el medio que tiene para aprender la seriedad de la vida. Este hecho nos lo recuerda la frase de Robert L Stevenson: El arte es un juego, pero hay que jugar con la seriedad de un niño.
Como acabamos de decir, el juego para un niño supone fundamentalmente un medio de aprendizaje, entonces: ¿por qué no incorporamos esta manera de aprender al mundo de los adultos?. Pueden ser muchas las ventajas de introducir los juegos dentro de los periodos de formación. Está claro que dentro de un entorno académico el tema es un poco más peliagudo, y aprender cálculo infinitesimal por medio de juegos me resulta imposible de imaginar. Pero otro cantar son las formaciones en un entorno empresarial o laboral. Donde generalmente, gran parte de los conceptos son mucho más simples y de una aplicación casi inmediata.
En una fábrica, sería sencillo construir una "fábrica de jueguete", una fábrica con la que experimentar y luego extrapolar las consecuencias. Un juguete con el que poner en práctica las nuevas ideas, sin temor al fracaso, sin temor al rechazo o a que alguien resulte dañado física o emocionalmente. Sería un campo de investigación en el que poder sentar claramente las bases y los principios sobre los que se daría la formación, y posteriormente cimentar el éxito empresarial.
El hecho de estar rodeado de un entorno de juego, es muy posible que contribuyera a fomentar la desinhibición y la creatividad; con lo que surgirían soluciones rompedoras que permitieran dar el giro definitivo al enfoque empresarial, en estos tiempos de dificultades económicas. Sin duda, las ventajas de jugar como adultos, con la mentalidad de un niño, sería algo muy positivo para cualquier organización.
7 Comments:
Sólo hay un problema, un adulto es incapaz de jugar como un niño, y menos en su lugar de trabajo, jugándose un sueldo.
Jugará, pero jamás como un niño...
En parte estoy de acuerdo. Pero si se crea un espacio adecuado, acompañado por personal que te indique como, estoy seguro de que nos tomaríamos el juego muy, muy en serio.
Un saludo
Una de las principales características del juego,casi por encima del sentido lúdico y que al tiempo va de la mano de este, es que el resultado del juego no tiene mayor trascendencia, ni genera consecuencias, Después de que ganan los indios a los vaqueros, o pillan los civiles a todos los ladrones, todo sigue igual... no afecta (no es lo mismo el partido de ping pong que jugamos, que el de un jugador chino esclavizado en un centro de tecnificación de deportistas). y yo creo que está ahí, la clave, no dar importancia al resultado.
Al final, está mal visto ver las cosas como un juego, porque se supone que son "importantes"...las "disfrazamos" de importantes y en realidad, cosas importantes...dos, tres... a lo sumo cinco??? Y estoy por dudar que tal o cual trabajo, tal o cual objetivo, de verdad lo sea.
A mí me ha gustado mucho tu propuesta. De hecho he tenido oportunidad de experimentar algo parecido: un grupo de directivos con ceras de colores oyendo música mientras dibujaban mapas mentales sobre estrategias de negocio. El resultado fue excelente.
Creo que el reto está en crear un entorno "seguro" donde la gente se sienta libre de "jugar". Puede que sea posible en pequeñas empresas pero en las grandes lo veo realmente difícil.
JM
Otra gran diferencia del juego, es su aspecto voluntario, y hasta cierto punto transgresor... cuando damos pinturas a un niño para que nos deje ver la televisión... disfrutará de las pinturas??? Probablemente aparezca en el cierta desconfianza provocada por el dirigismo del juego
El entorno laboral se puede modificar de tal forma que ademas de promover la productividad, puede hacer divertida la labor de quien la realiza, Con esto se Cumpliria el proverbio (no recuerdo su autor) que dice "El dia que trabaje en lo que me gusta, ese dia dejare de trabajar para comenzar a divertirme"
Estoy muy de acuerdo con la propuesta de Kaizen, puesto que aún siendo aduntos, podemos jugar y por lo tanto aprender. Sobre todo si se está en el ambiente educativo en donde me ha tocado experimentar que alumnos de 19 años en adelante se divierten jugando y aprender mucho mejor.
Gracias. Lulu.
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